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A 20 AÑOS DE INCENDIOS FORESTALES EN EL GRAN CHACO AMERICANO

El Responsable del Sistema de Alerta Pilcomayo, Luis María de la Cruz difundió un mapa con imágenes en movimiento de los incendios forestales ocurridos en los últimos 20 años en el Gran Chaco Americano (Mira el video).  La fuente de los datos de las áreas quemadas es el producto MODIS Terra/Aqua Global Burned Area Produc (MDC64A1) de la Universidad de Maryland, material que también se encuentra en los servidores de la USGS.

De acuerdo a la cronología de los años en un primer pantallazo se puede observar que existen varias áreas más sensibles al fuego que se incendian recurrentemente como el Pantanal y Bajo Chaco o Chaco Húmedo. De acuerdo a su análisis, se trata de ecosistemas de pastizales sensibles al fuego.

En otras zonas se observa que las quemas se presentan a medida que avanzan los desmontes, a causa de la quema de sus residuos o quemazones de las pasturas implantadas en las superficies transformadas (gatton panic en general).

“El análisis multitemporal muestra que a medida que esos bosques son deforestados, pasan a transformarse en áreas sensibles al fuego, por el reemplazo de las maderas duras por pasto”.

También se han podido observar lugares donde se registran pocos sectores incendiados. Se trata de áreas protegidas y bosque seco chaqueño, que en general no es combustible.

Los mapas y el avance de las quemas en los últimos 20 años también ponen en evidencia aspectos culturales.  En las colonias menonitas no hay muestras de grandes o recurrentes incendios y refleja a su vez que se trata de una cultura no apegada a la quema o chaqueo; mientras que en la zona de bajo chaco se refleja más este evento coincidiendo con la presencia de ganaderos que sí tienen la costumbre de quemar para el rebrote del pasto para alimentar a su ganado.

Las consecuencias que la recurrencia del fuego puede tener en los procesos de cambio climático son importantes. Los incendios en los períodos secos cada año, sin duda inciden en la emisión y acumulación de GEI en la atmósfera, aparte de las consecuencias para la salud, debido a la presencia permanente de aerosoles y partículas microscópicas de carbón en el aire, durante varios meses al año, y cada año.